DULCE
POESÍA PARA TIEMPOS AMARGOS
Antonio Machado es el protagonista de unos relatos
emocionantes en los que se enfrenta a una terrible guerra civil en 1936, pero
sigue escribiendo lo que le apasiona, la poesía. Cambia de ciudad muy
constantemente, Valencia, Barcelona, territorios franceses… y todo ello para
esquivar las persecuciones del ejército nacionalista.
En 1931, al
proclamarse la República, Machado consigue una cátedra en el Instituto Calderón
de Madrid. Pasará más tarde al Instituto Cervantes. Su vida en Madrid durante
los años republicanos se caracterizó por el estudio y los paseos con sus
hermanos. En colaboración con su hermano Manuel escribió muchas obras de teatro
en verso, como por ejemplo: La Lola se va a los puertos, Amor al vuelo, Juan de
Mañara, etc.
La tercera edición
de las Poesías completas apareció en 1933 y en 1934, con el Diario de Madrid y los primeros pensamientos del profesor que
se vislumbró la figura de Machado. Luego esas prosas se recogieron en el libro
de Juan de Mairena, el cual consta de disquisiciones de metafísica, lógica y
filosofía. A partir de 1936, “Juan de Mairena” dirigió su atención a las
cuestiones políticas ligadas a los acontecimientos trágicos de la Guerra Civil.
Cuando comenzó la
Guerra Civil, Antonio Machado se puso al servicio de la República. En noviembre
de 1936 fue evacuado con su familia a Valencia. Luego, en 1938, ante el avanece
del ejército nacionalista Machado y su familia volvieron a ser evacuados pero
esta vez a Barcelona. El título de su último libro, Poesías de la guerra, refleja los años trágicos en que fue escrito.
A finales de la guerra, en enero de 1939 Machado cruzó la frontera francesa
acompañado de su ya anciana madre. El 22 de febrero de 1939, murió en el exilio
de Collioure.
Según Machado, el
elemento poético es una palpitación del espíruto; dijo también la poesía que
escribió para la antología castellana que, “la poesía es la palabra esencial en
el tiempo”. La esencialidad y la temporalidad son los dos pilares que sujetan
la poesía de Machado. Sus poemas están impregnados de una auténtica humanidad,
porque lo universal en él parte siempre de las particularidades de un
individuo.
Antonio Machado
prefería formas métricas sencillas como el romance y el cantar, siempre con
rima asonante. Sus poemas nos enseñan el sentir estético de la Generación del
98, es decir, la expresión fácil de las profundas emociones humanas. En sus
obras hay temas característicos de dicha generación: pesimismo de la situación
del país, la esperanza de una España mejor, etc. Su poesía nos conduce a los
recuerdos de su niñez en Andalucía; incluye muchas opiniones personas y usa
variación de símbolos como las fuentes, el camino, el viajero solitario y los
ríos.
Prensas republicanas de aquella época anunciando el apoyo de
Antonio Machado.
La familia de Antonio Machado casi al completo.